El autismo crece, ¿sabemos cómo detectarlo? El Trastorno del Espectro Autista explica desde hace unos años muchas de las conductas de personas que presentan mayores dificultades de socialización y comunicación.
Los expertos coinciden en que no es que hayan aumentado, pero sí se han perfeccionado las técnicas de diagnóstico y detección. Una gran ayuda para todos y especialmente para las entidades que trabajan con personas con discapacidad intelectual como Valentia.
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud 11 de cada 100 personas presentan alguna manifestación TEA. Un porcentaje que en el caso de personas con discapacidad intelectual puede aumentar hasta en un 40%.
Por eso, Valentia ha asumido el reto de trabajar por la detección precoz de cualquier Trastorno del Espectro Autista y su correcto diagnóstico. Y por supuesto, por una atención y gestión adecuada de las conductas autistas en personas adultas.
Acercando las personas al autismo
Actualmente más de 80 personas, entre cuidadores, monitores, personal de administración y familiares, se forman en el curso «œAcercando las personas al autismo« que organiza Valentia. El objetivo lo explica bien una de las formadoras: «œel perfil de TEA ha ido cambiando en los últimos tiempos y muchas veces no sabemos cómo acercarnos a esas personas», asegura la logopeda Cecilia Furlán, de la Asociación Autismo Zona Oriental de Huesca.
Entre las dudas más frecuentes, destacan las siguientes:
¿Cómo saber si mi hijo es autista?
Según las últimas estadísticas, en Europa existe un caso de TEA por cada 100 nacimientos. En general, los niños y niñas que presentan con algún trastorno del espectro autista presentan dificultades en la interacción con otras personas. Asimismo, tienen escasas habilidades de comunicación verbal y no verbal y grandes dificultades de adaptación a los cambios de rutina. Por eso, aunque no implica necesariamente que tengan TEA, para Cecilia Furlán es clave consultar con un especialista si se detectan las siguientes conductas en los más pequeños:
- La falta de contacto visual con las personas que con las que se comunica.
- No señala hacia los objetos o personas ni sigue las indicaciones cuándo alguien señala un objetivo
- Muestra síntomas de ecolalia: intentan comunicarse repitiendo las mismas palabras que han escuchado previamente pero sin conexión entre sí y fuera de contexto
- Desarrolla un nivel de juego muy repetitivo y muestra falta de interés hacia juegos interactivos
- Les molestan mucho los sonidos fuertes
- No aceptan ningún cambio sobre rutinas e incluso sobre su aspecto físico (cortes de pelo o de uñas, por ejemplo
¿Cómo detectar el TEA en adultos?
El diagnóstico y la identificación de trastornos de conducta de espectro autista ha evolucionado de manera muy importante en la última década. Por eso, existen personas adultas que no cuentan con un diagnóstico adecuado o directamente no están diagnosticadas. En estos casos, conviene consultar con un especialista ante los siguientes síntomas:
- Son personas muy aferradas a sus rutinas
- Rechazan cualquier tipo de cambio
- Rechazan los estímulos sensoriales y no toleran el ruido o los sonidos fuertes
- Muestran tendencia a consumir siempre el mismo alimento.
- Realizan acciones muy repetitivas como abrir y cerrar grifos o apagar y encender la luz.
El TEA en personas con discapacidad intelectual
En el caso de adultos con discapacidad intelectual, el porcentaje se incrementa hasta el 40%. Por eso, la entidad cuenta con formación específica y un área especializada en autismo
Como explica Cecilia Furlán «œlos usuarios con discapacidad intelectual son muy reacios a los estímulos sensitivos. La Comunicación Aumentativa y Alternativa se está poniendo en práctica en centros como el Reina Sofía de Monzón o el Manuel Artero de Huesca. Esta es la mejor forma de expresión para aumentar y compensar las dificultades de comunicación y lenguaje de las personas con discapacidad intelectual».
Un reto cada vez más presente en la sociedad y que representa un desafío para el entorno más cercano. Entidades como Valentia u otras organizaciones especializadas en personas con TEA pueden representar una enorme ayuda no solo para las personas afectadas, sino para sus cuidadores.