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Jubilación y discapacidad intelectual, ¿ y ahora qué?

La jubilación representa, para todos, uno de los puntos de inflexión más importantes de nuestras vidas. Un proceso que muestra con frecuencia una doble cara: la satisfacción de ganar tiempo para uno mismo y la nostalgia por ser conscientes del paso del tiempo. Y también lo es para las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo.
Dejar atrás las rutinas y el entorno social que les han acompañado cada dí­a en el Centro Especial de Empleo supone, en muchos casos, un enorme esfuerzo de adaptación. Desde Valentia se trabaja de cerca con los usuarios que se acercan a la jubilación para ayudarles en esa transición. Y siempre con un claro objetivo: respetar su plan de vida.
Estela Salinas, trabajadora social de la entidad, explica que la primera pregunta que se les hace a los trabajadores que deciden jubilarse es fácil de plantear aunque no siempre fácil de responder: Y ahora, ¿qué te gustarí­a hacer?. «A medida que se acerca el momento de la jubilación se van adaptando los puestos de trabajo y tareas «, explica.
Un equipo formado por la dirección del centro, los oficiales de cada sección y el área de trabajo social se reúne con la persona e intentan organizar, entre todos, cómo llevar a cabo el proceso de jubilación. «œEl trabajo que realizamos es muy individualizado, respetando siempre los anhelos del trabajador y aconsejándole», asegura Estela.

Entorno social

Para los profesionales de Valentia es clave que las personas con discapacidad intelectual perciban que la red social que han tejido a lo largo de su vida sigue estando a su lado.
La mayorí­a de las personas que se jubilan necesitan seguir vinculados de alguna manera a una actividad diaria y casi rutinaria. Sobretodo porque necesitan, como todos, mantener contacto con el entorno habitual. En este caso, se ha formado con sus compañeros de trabajo y con los usuarios más cercanos.
«œHay quien decide no ir a ningún centro a realizar actividades pero que necesita venir cada mañana a saludarnos. Mantener así­ ese ví­nculo creado gracias al trabajo de tantos años juntos. ¡Y nosotros encantados! Después de ver todo lo que han conseguido, nos gusta seguir formando parte de su vida», explica orgullosa Estela Salinas, trabajadora social de Valentia.
Se trata de mantener los apoyos que tantos beneficios les han aportado durante su etapa laboral en la entidad y que son imprescindibles para continuar su desarrollo personal cuando llega la jubilación.

Múltiples opciones para la jubilación

Respeto y acompañamiento es lo que debe guiar el trabajo cuando llega el momento de su jubilación. Sin embargo, tienen a su disposición diferentes opciones que conviene que conozcan para que puedan tomar decisiones conscientes:

  • Asistir a un Centro de dí­a. Es la opción escogida por la mayorí­a de las personas con discapacidad o del desarrollo que se jubilan. Allí­ pueden encontrar una amplia oferta de talleres y actividades que se diseñan casi a la carta, según el interés de cada usuario. Además, permite estar en contacto con antiguos compañeros así­ como establecer nuevas relaciones sociales. El personal que atiende el Centro de dí­a está preparado para detectar cualquier necesidad o apoyo que requiera la persona.
  • Asistente personal. Si las personas con discapacidad intelectual viven solos, con su familia o en pisos tutelados, se puede realizar un acompañamiento en casa. Se trata de un servicio que les empodera, que les ayuda en la adquisición de las habilidades necesarias para mejorar su autonomí­a en su dí­a a dí­a. Se pueden realizar acompañamientos al médico, apoyo en compras, apoyo en gestión de economí­a doméstica, etc. Con el apoyo del asistente personal la persona con discapacidad puede desarrollar nuevas habilidades, que hasta el momento no habí­a desarrollado, y que evitan su internamiento tras la jubilación.
  • Asistir al Club de Ocio de Valentia. Valentia pone a disposición de las personas con discapacidad intelectual (jubiladas o no) de un club de ocio en el que puedan seguir manteniendo relaciones personas y/o crear nuevos ví­nculos con otros que compartan sus mismos intereses. Cada vez más, desde el Club se realizan actividades que fomentan la participación en la comunidad.
  • Apoyo en comunidad: Si las personas con discapacidad intelectual deciden conocer nuevos recursos y actividades en su nueva etapa de jubilación, los trabajadores sociales de Valentia les ayudan a buscar recursos en la comunidad más cercana. Localizar talleres en el barrio, asociaciones, vecindario o actividades municipales que respondan a sus gustos e inquietudes.

La jubilación es un oportunidad. Un momento para explorar nuevas opciones, disfrutar de nuestro tiempo libre y olvidarnos de las obligaciones. En Valentia ayudamos en lo que sea necesario para que todos podamos disfrutarla.
Y tú, ¿has pensado qué vas a hacer cuando te jubiles?

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