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Así­ es trabajar con personas con discapacidad

Son historias de superación, esfuerzo, empatí­a y confianza. Tanto por parte de la persona con discapacidad, como por parte de la empresa, sus trabajadores y directivos. Un camino de aprendizaje. Los inicios no son fáciles, pero la recompensa merece la pena. La experiencia de Lavanderí­as del Ebro con Cristina C. es una de las historias reales que demuestran que las personas con discapacidad intelectual aportan valor a cualquier empresa.

Cristina es una chica de 21 años que el año pasado formó parte del grupo de nueve personas con discapacidad intelectual que superaron la formación, de dos años de duración, de la escuela taller de lavanderí­a y limpieza de Valentia, Higí­a. Tres personas de este grupo, entre ellas Cristina, realizaron posteriormente prácticas en la empresa Lavanderí­as del Ebro, una lavanderí­a industrial ubicada en Huesca que pertenece a la multinacional francesa Grupo Elis (presente en 13 paí­ses y que da empleo a 21.000 trabajadores).

Objetivo: la inserción laboral

Las escuelas taller organizadas por Valentia (en colaboración con el INAEM) persiguen como principal objetivo impulsar la inserción de las personas con discapacidad intelectual en el mundo laboral y favorecer su aprendizaje. En concreto, este periodo de prácticas pudo realizarse gracias a la firma de un convenio de colaboración entre Fundación Mapfre, Lavanderí­as del Ebro y Valentia, en el marco del Programa Juntos Somos Capaces. También contó con la asistencia técnica de Fundación Konecta, que promueve la inserción de las personas con discapacidad.

En aquel momento, tal como explicó José Luis Lasierra, director del centro de Huesca, para Lavanderí­as del Ebro, este proyecto supuso «œun reto, al mismo tiempo que una gran satisfacción poder acoger a estas personas entre nuestros trabajadores. Así­ como dar un impulso a su integración en el mundo laboral. Es un verdadero placer trabajar con ellos, viendo su entusiasmo por el trabajo, que es digno de admiración».

Cristina entra en la plantilla

De las tres personas que completaron ese periodo de prácticas de tres meses, Cristina fue la única que se incorporó a la plantilla de la empresa y las otras dos siguieron diferentes caminos. Cristina empezó hace un año a formar parte de la plantilla de Lavanderí­as del Ebro, que cuenta actualmente con 67 trabajadores, cuatro de ellos con algún tipo de discapacidad.

«œCristina es buena trabajadora, es una chica que se ha esforzado mucho -explica el director del centro-. En un inicio habí­a trabajos mecánicos que le costaban menos pero tareas más complejas en las que habí­a que ayudarle. Ahora está en diferentes puestos de planchado de ropa, se desenvuelve muy bien, y tiene muy buena relación con sus compañeros».

Un buen ambiente de trabajo facilita la adaptación y aprendizaje. Antes de la incorporación de Cristina, José Luis Lasierra reunió a toda la plantilla para explicarles la situación. «œA veces la discapacidad no se ve a primera vista y puede dar lugar a situaciones de incomprensión, o bien ofender sin querer a una persona con un comentario fuera de lugar».

¿Qué aporta una persona con discapacidad intelectual a una empresa?

Está claro que la inserción de personas con discapacidad a la plantilla forma parte de la filosofí­a de una empresa, de su visión de la responsabilidad social corporativa y de su función social. La contratación de personas con discapacidad dota a la empresa de conciencia social, a la vez que ayuda a los trabajadores a apreciar los valores humanos y solidarios de sus gestores, y a sentirse orgullosos de pertenecer a esa organización.

Pero además de la teorí­a que todos conocemos, la respuesta de Lasierra es clara: aporta humanidad, naturalidad y espí­ritu de superación. «œNormalmente no mostramos tanto nuestros sentimientos, ellos nos demuestran que no pasa nada por expresarlos y por ser más naturales. Y son un ejemplo de superación. Aunque a veces haya que explicarles más veces las instrucciones, demuestran que con esfuerzo, todo se consigue, a pesar de sus limitaciones».

Cristina, por su parte, se muestra orgullosa de lo que ha conseguido. «œTení­a un objetivo que era conseguir un puesto de trabajo, porque mis padres no viven y nadie me mantiene. Los inicios fueron duros, porque me costó aprender, pero ahora estoy muy contenta con todo lo que sé hacer. Me he encontrado con obstáculos pero he sabido superarlos, y espero seguir trabajando aquí­. El empleo me permite tener un sueldo y ser independiente».

Cristina recuerda que el apoyo de Valentia fue fundamental. «œMe dieron formación y la opción de las prácticas, además de ofrecerme alojamiento si lo necesitaba».

En Valentia consideramos que el trabajo es uno de los pilares fundamentales en la vida de toda persona, por este emotivo ofrecemos diferentes alternativas de empleo, ampliando el abanico de servicios dirigidos a las personas con discapacidad intelectual, así­ como diferentes fórmulas de formación a través de nuestros centros ocupacionales, del Centro Especial de Empleo, y apostando por la integración laboral en la empresa ordinaria.

¿Trabajas con alguna persona con discapacidad intelectual? ¡Cuéntanoslo!

 


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