El envejecimiento de las personas con discapacidad intelectual es un fenómeno relativamente nuevo. Su esperanza de vida, como también sucede en la población sin discapacidad, ha aumentado en los últimos años. Vivir más es, sin duda, un logro. Pero no es sinónimo de vivir mejor. Y ahí reside uno de sus principales retos.
¿Cómo asegurar proyectos de vida de calidad para las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo que envejecen?
íngel Rus, responsable del írea Transversal de Calidad de Vida de la Fundación Asistencial Valentia, apunta a la necesidad de poner en el horizonte de los profesionales nuevas herramientas de trabajo. «œEs preciso que desde las organizaciones desarrollemos estrategias que den una respuesta adecuada a las nuevas necesidades asociadas a la vejez», señala.
Con este objetivo, desde la Fundación Asistencial Valentia se están impulsando diversas acciones para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual en procesos de envejecimiento. «œDesde el írea de Calidad de Vida estamos poniendo en marcha un Grupo de Trabajo con la intención de valorar los aspectos derivados del envejecimiento de la población en nuestra organización, efectos y estrategias de futuro», detalla Rus.
El enfoque centrado en la persona
Este trabajo orientado a una buena vejez se está realizando desde un enfoque centrado en la persona, en línea con el proceso de transformación integral en el que se halla inmersa la organización. Una de las claves de esta estrategia consiste en llevar al primer plano las opiniones, preferencias e inquietudes de las personas con discapacidad.
Aplicado al ámbito del envejecimiento, el nuevo enfoque pone en manos de las personas con discapacidad intelectual la elección de un proyecto para la etapa final de sus vidas. Esto incluye la forma en que quieren recibir los cuidados sanitarios que puedan precisar, cómo les gustaría que fueran sus últimos días, dónde querrían vivirlos»¦ Para ello, es imprescindible trabajar con anticipación.
La planificación por adelantado
Según explica Rus, es labor de los profesionales ayudar a las personas con discapacidad intelectual a proyectar su envejecimiento «œantes de que sea tarde y no puedan expresarse». Entre estas actuaciones se incluye la recogida de información que registre sus gustos, ya que estos pueden servir de estímulo al final de su vida. «œGustos musicales, por ejemplo, pueden ayudar a crear estímulos en momentos en que un mayor deterioro les impide manifestarlos», detalla.
Por ello, un concepto que va unido indudablemente al de una vejez centrada en la persona es el de la planificación por adelantado. Y este es otro de los ejes del trabajo de la Fundación Asistencial Valentia en el ámbito del envejecimiento.
«œEstamos impulsando procesos que permitan adelantarnos a la etapa final de las vidas de nuestros usuarios. Conocer de antemano los deseos de las personas es fundamental para garantizar calidad de vida hasta el final», concluye Rus.